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jueves, 20 de diciembre de 2012

Brasil - Jericoacoara

Dice la leyenda que Jeri se hizo famosa cuando salió como una de las 10 mejores playas del mundo, este balneario de nombre difícil y acceso, viene creciendo a grandes pasos y si bien es cierto que conserva sus calles de arena, también lo es que hay paulistas que van por el día, por el sólo hecho snob de decir “conozco Jeri”. Se puede, en efecto, llegar en avioneta, pero casi todos llegan primero a Fortaleza y toman el bus (6 horas) a Jijoca para completar los últimos 20 km en jardineira (una especie de tráiler abierto arrastrado por las dunas por un tractor de grandes ruedas). Jerimerece un mínimo de 3 días para conocer el pueblo, y las vecinas aldeas de Preá y Tatajuba




Jericoacoara no es sólo una playa, Jericoacoara es una experiencia. Tiene una belleza inmensa, pero no delicada; es una belleza cruda, con escenarios diferentes reunidos en un único lugar, donde el contacto con la fuerza de los elementos naturales es extremadamente intenso y la sensación de libertad que el lugar transmite es enorme (Astral llaman los brasileños a la energía especial de estos lugares).
A pesar de haber sido descubierta en los años 70 por los hippies, Jeri, como es llamada, conserva aún las características de una pequeña villa de pescadores. Sus calles no tienen veredas y la llegada de la energía eléctrica es reciente. La red eléctrica subterránea alimenta solamente las casas, sin postes de iluminación, para preservar la iluminación natural proveniente de la luz de las estrellas.

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